China y el dominio del espacio aéreo mundial

Las antenas de la exploración espacial y los «experimentos» con globos científicos: el lado B del espionaje de China sobre el espacio aéreo.

Bajo la aparente intencionalidad de la investigación científica, en los últimos años, China ha ido implementando diversos programas y acciones que en realidad tienden al espionaje y dominio del espacio aéreo. No obstante, antes de realizar mayores especificaciones, debemos aclarar que nos estamos refiriendo a espacio aéreo en el sentido amplio. Es decir, teniendo en cuenta, más allá de la circulación de aeronaves, el tráfico de comunicaciones, cuestión donde China ha venido desarrollando una clara política de intromisión bajo la pantalla de actividades científicas, amparándose en lo que se denomina la tecnología dual, entendiéndola como aquellos dispositivos o instalaciones que si bien se utilizan para determinados fines, no están exentos de ser utilizados para otros no declarados.

Un claro ejemplo de ello, tema que hemos destacado en EL ARCHIVO de forma recurrente, tiene que ver con la estación de observación del espacio profundo que China ha instalado en 2014 en el paraje Bajada del Agrio en la provincia argentina de Neuquén. En ese sentido, el 20 de Julio de 2012 se suscribe en China el Acuerdo bipartito entre la CONAE y la CLTC, Agencia China de Lanzamiento y Control de Satélites, sobre el establecimiento de una Estación en la República Argentina en el sitio denominado CLTC-CONAE-NEUQUEN.

Hasta ese momento, toda una cuestión vinculada al interés científico, salvo por el hecho que dicha empresa está vinculada directamente al ejército de la República Popular China. O sea, que si bien se parte del supuesto que no se trata de una base con fines militares, hay bastante involucramiento de las fuerzas armadas de ese país que además obtuvo la concesión para su manejo durante 50 años y a pesar de ciertas clausulas que hablan de un intercambio científico. Lo cierto es le están dando el manejo exclusivo de un área restringida a una potencia extranjera que además comienza a tener mayor injerencia en el área y es allí donde comienzan las dudas sobre que utilización se le está dando al convenio.

Argentina, expuesto

La instalación de una enorme antena, a la que solo accede personal chino, y el convenio firmado en 2014 para la creación de la misma son un peligro para Argentina. El convenio destaca en su articulo 1° que “Las instalaciones serán construidas y operadas por China, con el fin de poder dar soporte terreno a las misiones de exploración del espacio lejano” y en su articulo 3° que “la Argentina no interrumpirá ni interferirá las actividades normales que se lleven acabo en virtud del presente acuerdo de cooperación”.Es decir, se concede absoluta prioridad y confidencialidad para que los chinos puedan desarrollar actividades, sobre las cuales Argentina no tiene acceso ni control. Por otra parte, en el convenio no se niega la utilización militar de las instalaciones, además de incluir un artículo de confidencialidad de equipos, actividades y programas.

La misma ha generado preocupación en Estados Unidos. Frank A. Rose, quien fue subsecretario de Estado para el control de armas durante el gobierno de Barak Obama (2009-2017), resaltó la capacidad adquirida por China en desarrollar tecnología sofisticada para interferir, alterar y destruir satélites. Otros, como Dean Cheng, quien trabajó como investigador en el Congreso estadounidense y ahora estudia la política de seguridad nacional de China, aseguran que las antenas y otros equipos que se utilizan de respaldo en misiones espaciales, similares a las que tienen los chinos en la Patagonia, posiblemente aumenten la capacidad de China para recabar información. “Una antena gigante es como una enorme aspiradora, succiona señales, información, todo tipo de cosas”, destacó.

La cuestión fue tema de debate y consulta en la sesión del Comité de Relaciones Exteriores en la Cámara de Representantes, donde la congresista María Elvira Salazar, representante Republicana por el distrito 27° del Estado de Florida y presidenta del subcomité del hemisferio occidental, interpeló tanto a funcionarios del Departamento de Estado el 28 de febrero como al propio Jefe del área Ántony Blinken el último 24 de marzo. Allí, la congresista Salazar, que suele abordar temas vinculados a la región, sobre todo en relación con la inmigración y contra las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua y que llegó al Capitolio en 2020 luego de una extensa carrera en medios como CNN en Español, Telemundo y Univisión, se dirigió en duros términos a Blinken.

Sobre este tema en particular, el debate fue el siguiente:

Salazar: Ahora vamos a Argentina, sabemos que hay una estación satelital militar china en Argentina… una estación satelital militar china, eso suena realmente aterrador, porque estoy segura de que los chinos no están mirando a las estrellas. El mes pasado, su asistente me dijo que nunca había oído de ella, pero estamos hablando de un tamaño de 500 campos de fútbol en la Patagonia. En 2019, hace algunos años, el Pentágono dijo que esa base era una amenaza. Sin bromear. Es una estación satelital militar china en nuestro hemisferio. ¿Usted sabe algo de esto?

Blinken: Estaría feliz de darle seguimiento a esto, no estaba aquí en 2019, así que no…

Salazar: Entiendo, pero ahora es el jefe del Departamento de Estado y estamos hablando de una estación satelital al lado nuestro, en el mismo hemisferio.

Blinken: Estamos trabajando en todo el mundo, incluido nuestro hemisferio, en cualquier preocupación que tengamos sobre la ubicación…

Salazar: Señor, le estoy preguntando si habló con los argentinos, que no pueden ni siquiera entrar… se imagina tener una estación satelital militar china en Argentina y el Gobierno argentino no puede ni siquiera visitarla… ¿qué cree que los chinos están haciendo? ¿tortas? ¿Qué podemos hacer con esto?

Blinken: Estoy dispuesto a darle seguimiento al tema.

Salazar: Gracias Señor. Creo que mi tiempo se terminó, para su beneficio.

Otros países también denuncian

Por otra parte, también bajo la aparente intencionalidad científica y nuevamente recurriendo a la tecnología dual, varios países alrededor del mundo denunciaron a China por espionaje bajo la forma de globos de estudios climáticos. En su momento, el mundo se vio sorprendido por la aparición en espacio aéreo de EEUU de un objeto primero no identificado y luego reivindicado por China como de su propiedad y de ser parte de un experimento científico. No obstante, el gobierno de Biden desconfió de estas explicaciones y mandó a derribar el globo en cuestión. Si bien China invocó la excusa que se trataba de un aparato de medición meteorológica que solo se desvió de su curso en normal, en EEUU sospechan ya que los primeros peritajes sobre el objeto derribado apuntan a que el equipo a bordo era “incoherente” con lo que habría en uno meteorológico, ya que disponía de “múltiples antenas para incluir un conjunto capaz de recoger y geolocalizar comunicaciones” y que los paneles solares eran lo suficientemente grandes como para alimentar ese tipo de actividad de inteligencia.

El globo enviado por China, que supuestamente desvió su trayectoria en Estados Unidos

El globo enviado por China, que supuestamente desvió su trayectoria en Estados Unidos

No obstante, otros dos objetos fueron luego derribados, El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, comunicó sobre el derribó un “objeto sin identificar” en el noroeste del país, un día después Washington derribara otro aparato sobre Alaska. Como si esto fuera ya poco sospechoso, un objeto similar fue visto surcando cielos latinoamericanos, en principio basado en testimonios de diferentes habitantes de Costa Rica, Venezuela y Colombia, donde la Fuerza aérea de ese país dio un comunicado en el cual afirma:

Al respecto, el portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Mao Ning, reconoció que tanto el globo que sobrevoló el cielo de Estados Unidos como otro artefacto en América del Sur eran de su propiedad. A causa de “las fuerzas meteorológicas y de su maniobrabilidad limitada, el dirigible se desvió seriamente de su ruta programada” y entró “accidentalmente en el espacio aéreo de Latinoamérica y el Caribe”, explicó el funcionario. Demasiada conexión. Todos eran de investigación científica y todos tuvieron desvíos su curso.Sin embargo, la cuestión se pone más interesante cuando leemos parte de la nueva ley de inteligencia que China puso en vigencia en 2018 y que en uno de sus puntos destaca que “Un departamento de inteligencia nacional deberá, según lo requiera el trabajo, utilizar los medios, métodos y canales necesarios de acuerdo con la ley para realizar trabajos de inteligencia dentro y fuera de China”. Suponemos, que eso debe incluir la utilización de elementos, instalaciones y fines que no necesariamente son de espionaje, pero que terminan siendo sospechosos.

Entonces no nos resulta extraño nuevamente la aparición de artefactos equipados para obtener información más allá de lo meteorológico, lo que entonces fue una antena para observar el espacio, pero sin especificaciones claras, puede ser hoy un globo que busca precisiones del clima, pero también sin demasiadas especificaciones sobre cuál es su tarea y capacidad. Habrá que analizar cómo se desarrolla el tema, ya que funcionarios de inteligencia de EE. UU. creen que el globo espía chino recientemente recuperado es parte de un extenso programa de vigilancia dirigido por el ejército chino, según varios funcionarios estadounidenses familiarizados con la inteligencia. El programa de vigilancia incluye una cantidad de globos similares, los mismos que el ministerio de defensa de Japón afirmó que “tras un análisis más profundo de objetos voladores con forma de globo previamente identificados en el espacio aéreo japonés, incluidos los de noviembre de 2019, junio de 2020 y septiembre de 2021, hemos concluido que se presume fuertemente que son globos de reconocimiento no tripulados volados por China”.

A la luz de los hechos, queda claro que cada paso que da China en materia de comunicaciones es parte de un plan superior. Las bases no son solo científicas. Los globos no se desvían. Todo es parte de una estrategia del gobierno de Xi Jinping para recolectar información y extender su dominio geográfico. Argentina, por su ubicación geográfica, lamentablemente es un punto codiciado. Lamentablemente, ya somos parte de la estrategia de China.

TP

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