En la actualidad no existe ningún marco regulatorio para monitorear el trabajo de los centros de investigación de mayor complejidad
La biología ha producido avances extraordinarios para la salud y el bienestar de los seres humanos. También ha dado lugar a circunstancias preocupantes que incluye el peligro de incidentes, bioterrorismo y la posibilidad de uso dual como las armas biológicas que son materia de investigación en laboratorios de máxima seguridad. Estos riesgos potenciales para la seguridad global ponen en evidencia la necesidad de contar con un mecanismo de control internacional de los laboratorios de mayor complejidad y en particular los denominados como nivel Biosafety 4 (BSL 4). En la actualidad no existe ningún marco regulatorio internacional jurídicamente vinculante al respecto. Una laguna en materia de cooperación internacional que resulta urgente corregir.
El uso intencional de sustancias infecciosas que no tengan tratamiento ni vacunas conocidas, se encuentra prohibido por la Convención sobre las Armas Biológicas de 1972 que, lamentablemente, no cuenta con mecanismos de verificación y monitoreo del cumplimiento de las obligaciones de las partes. Tampoco contiene medidas de control de los laboratorios para los propósitos del instrumento. La Argentina, al presidir la Tercera Conferencias de Examen de la Convención, planteó la necesidad de establecer un sistema de verificación internacional que contó con el apoyo mayoritario de los países participantes. Sin embargo, después de tres décadas aún no se ha podido acordar un mecanismo cooperativo a escala internacional que permita asegurar que los laboratorios de mayor complejidad, no estén realizando investigaciones de riesgo para la seguridad humanitaria global.El control multilateral de los laboratorios BSL 4 es necesario al estar enfocados en investigaciones patógenas y utilizar microorganismos exóticos de alta peligrosidad que causan enfermedades en humanos o animales que se pueden transmitir fácilmente. Este grupo incluye los virus como el de la viruela (responsable de la muerte de más de 300 millones de personas), el filovirus Ebola y fiebre hemorrágica de Malburg y otros de los grupos Arenavirus, Bunyavirus, fiebre de Lassa, Hantavirus y Paramyxovirus, entre otros. Science Magazine ha advertido que con la biología sintética, pronto se hablará de un número de virus que no ha existido nunca en la naturaleza con inherentes efectos desconocidos.
Las investigaciones sensibles que encaran más de 60 laboratorios BSL 4 en el mundo de agentes muy infecciosos no conocidos, deberían ser monitoreados por un organismo del sistema de las Naciones Unidas como, por ejemplo, el que existe en materia de instalaciones químicas en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAC) que abarca inspecciones inclusivas in situ o incluso con un mecanismo de salvaguardias de características similares al que aplica el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) con relación al material fisionable nuclear. Un sistema de medidas técnicas de características propias para el seguimiento y control de las investigaciones biológicas parece indispensable.
Ante la falta de control multilateral sobre los laboratorios BSL 4, no es de extrañar que la teoría de una fuga de la epidemia del coronavirus genere sospechas al ser Wuhan sede de uno de los principales centros de virología de China y catalogado en el nivel 4 de bioseguridad. Las dudas sobre el origen del Covid-19 no han podido ser esclarecidas por la misión de investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El informe no es completo.
Es de esperar que la trágica experiencia del Covid-19, genere una mayor voluntad política de todos los Estados para establecer un régimen global de salvaguardias creíbles sobre todos los laboratorios de máxima seguridad en el mundo. Es necesario y urgente contribuir responsablemente a prevenir y reducir los márgenes de otra pandemia.
FUENTE: INFOBAE – Roberto García Meritán