Los agricultores neozelandeses protestaron el jueves en varias ciudades del país contra el plan del Gobierno de imponer impuestos a partir de 2025 a las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los eructos y gases de ovejas y vacas.
Un número indeterminado de tractores y manifestantes a pie tomaron las calles y carreteras de las ciudades de Auckland, Wellington y Christchurch, entre otras, según las imágenes publicadas por los medios neozelandeses.
“Todo lo que puedo decir es que pedimos disculpas, pero lo importante es que si tienes un gobierno que no te escucha tienes que hacer cosas para que la gente se dé por enterada”, dijo a la emisora pública Radio New Zealand el cofundador del grupo de defensa Groundswell y uno de los organizadores de la protesta, Bryce McKenzie.
En su página web, Groundswell afirma que el plan del Gobierno, de impuestos sobre las emisiones, reducirá la producción de ganado ovino y bovino en un 20 % y la producción láctea en un 6 %, sin tener un impacto significativo en la reducción de las emisiones globales, “ya que la mayor parte de la reducción de las emisiones de Nueva Zelanda solo será sustituida por agricultores extranjeros menos eficientes que saltarán a nuestra cuota de mercado”.
En una primicia mundial, el Gobierno laborista de la primera ministra Jacinda Ardern presentó, la semana pasada, un plan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura.
El plan forma parte de los esfuerzos del país oceánico para hacer frente a la crisis climática y, si se aprueba, convertirá a los agricultores neozelandeses en los primeros del mundo en pagar una tasa sobre las emisiones del ganado.
Casi la mitad de las emisiones de Nueva Zelanda, un país de cinco millones de habitantes, procede de la agricultura, principalmente del metano emitido por sus 26 millones de ovejas y 10 millones de vacas.
El Gobierno de Wellington, que pretende alcanzar las emisiones netas cero en 2050, ha sometido su propuesta a consulta con los agricultores hasta el 18 de noviembre.
“Estamos en medio de un proceso (de consulta) muy genuino”, dijo Ardern a los periodistas en Auckland.
“Mi objetivo es trabajar de forma constructiva con nuestros productores de alimentos para conseguir el mejor resultado posible para ellos y para Nueva Zelanda“, añadió, según informó Radio New Zealand.