El fundador de Microsoft desestimó una carta firmada por Elon Musk y más de 1000 expertos en tecnología sobre los avances de la IA. Al fundador de Microsoft le importa más seguir desarrollando una herramienta que podría «usarse para la desinformación a gran escala» sin las regulaciones pertinentes. Después de todo, ha invertido unos 10000 millones en ello
Hace pocos días, el empresario y dueño de Twitter, Elon Musk, junto a un grupo de más de 1000 expertos, firmaron una carta donde pidieron a investigadores de la inteligencia artificial, hacer una pausa de seis meses debido a que los desarrollos van más rápido de lo que pueden abarcar las leyes internacionales y los sistemas de seguridad.
En resumen, el texto advirtió de “grandes riesgos para la humanidad” debido a “la dramática perturbación económica y política (especialmente para la democracia) que causará la inteligencia artificial”.
Si esto no fue un llamado de atención ante los actuales alcances de la inteligencia artificial, es difícil que algo más lo sea. A solo meses de lanzados al público distintos softwares de imágenes y chats como GPT, usuarios y especialistas han vaticinado lo que podría ocurrir. Fotos del papa Francisco con ropa distinta a su acostumbrado hábito generaron un revuelo mundial y, por ende, verificadores tuvieron que salir al paso para desmentirlas. Habían sido creadas con el programa Midjourney.
Casi a la par circularon imágenes del expresidente Donald Trump siendo arrestado en medio de una violenta escena con policías. Ambos casos resultaron ser falsos. Para finales de marzo, la Unión Europea aseguraba que estaba trabajando en regulaciones.
Lo anterior sirve de contexto para las declaraciones recientes que dio el fundador de Microsoft, Bill Gates, quien no para de incurrir en imprudencias como ya lo hizo con su predicción sobre una próxima pandemia “artificial” por bioterrorismo. Esta vez, desestimó la carta firmada por Elon Musk porque –a su juicio– los llamados a detener el desarrollo de la inteligencia artificial “no resolverán los desafíos”.
Declaraciones de Gates
El multimillonario, amigo cercano del progresista George Soros, ofreció una entrevista a Reuters donde prefirió darle otro enfoque a los riesgos de la inteligencia artificial. A su juicio, “claramente, [hay] enormes beneficios en estas cosas… lo que debemos hacer es identificar las áreas difíciles”. Pero no dio detalles sobre esas “áreas”.
Adicional a eso, criticó los argumentos de la carta. “Realmente no entiendo quiénes están diciendo que podrían parar, y si todos los países del mundo estarían de acuerdo en parar, y por qué”, replicó.
Pero las intenciones supuestamente desinteresadas del fundador de Microsoft quedan en duda cuando se menciona todo el dinero que esa compañía invirtió en la herramienta ChatGPT. Por lo tanto, el desarrollo de estas tecnologías es algo que le conviene.
Para enero de este año, Forbes mencionaba que Microsoft habría invertido unos 10000 millones de dólares al mismo tiempo que estaba “ampliando la asociación con OpenAI, el fabricante de ChatGPT”. El objetivo también pasa por superar a sus competidores Google, Apple y otros gigantes tecnológicos.
Entonces, ¿se trata de una auténtica preocupación por generar “beneficios” a la humanidad, como dice Gates, o es otra treta para tener mayor influencia global? Hace pocos días escribió en su sitio Gates Notes cómo desde 2016 se viene reuniendo con el equipo de OpenAI, los logros que han tenido en poco tiempo y cómo han hecho distintas pruebas de inteligencia al software.
“Le hicimos una pregunta no científica: ‘¿Qué le dices a un padre con un hijo enfermo?’ Escribió una respuesta reflexiva que probablemente fue mejor que la que hubiéramos dado la mayoría de nosotros en la sala. Toda la experiencia fue impresionante”.
Más alertas
Bill Gates se equivoca si cree que Elon Musk es el único preocupado por los riesgos de la inteligencia artificial (junto a miles de expertos que no tienen tanto protagonismo mediático).
Irónicamente, el CEO de OpenAI dio una entrevista a ABC News donde reconoció los riesgos. “Estoy particularmente preocupado de que estos modelos puedan usarse para la desinformación a gran escala”, dijo Sam Altman. “Ahora que están mejorando en la escritura de código de computadora, [ellos] podrían usarse para ataques cibernéticos ofensivos”. Hacía referencia a GPT-4, la más reciente versión del chat inteligente.
Otro que se suma a la cautela es Eliezer Yudkowsky, conocido como defensor de la inteligencia artificial amigable. “La cuestión clave no es la inteligencia ‘humana-competitiva’ (como dice la carta abierta); es lo que sucede después de que la IA llega a una inteligencia más inteligente que la humana”, escribió en la revista Time luego de publicada la carta firmada por Musk.
En conclusión, advertencias hay por todos los flancos y, aunque Bill Gates hace un escarmiento parcial, su objetivo es seguir desarrollando sin pausa una tecnología que preocupa a expertos y gobiernos.