En la ciudad holandesa de Utrecht científicos buscan fuentes ocultas de metano. Pero antes de eso, veamos lo más reciente del Servicio de Cambio Climático de Copernicus
Aquí en Europa acabamos de tener el verano más cálido del que se tiene registro, con temperaturas de junio a agosto casi un grado centígrado por encima de la media de 1991-2020. Justo por delante de los anteriores veranos más cálidos de 2010 y 2018.
Reducing methane leaks from leaky pipes in cities is cost-effective and can have a positive impact on global warming within a relatively short time scale. Prof Thomas Röckmann from @UniUtrecht tells @euronews "We have to do everything we can" #ClimateAction #ClimateChange pic.twitter.com/EKNtX4Km8g
— Jeremy Wilks (@WilksJeremy) September 10, 2021
Ahora veamos los nuevos datos de agosto. Si echamos un vistazo a este mapa podemos ver las anomalías de temperatura en toda Europa, y cómo el continente se divide en dos.
A lo largo del sur y el este se produjo una ola de calor sostenida: la ciudad de Siracusa, en Sicilia, alcanzó lo que podría confirmarse como un nuevo máximo europeo histórico el 11 de agosto, con 48,8 grados.
Desde Francia, pasando por Ucrania y hasta los países escandinavos, las temperaturas fueron uno o incluso dos grados inferiores a la media el mes pasado.
.

El informe del IPCC pedía un gran esfuerzo para reducir las emisiones de metano procedentes de fuentes industriales.
Esto se debe a que el metano es un potente gas de efecto invernadero. De hecho, en un período de 20 años es 84 veces más potente que el CO2.
Hay diferentes métodos para encontrar fugas de metano. Se pueden utilizar los satélites Copernicus y los patrones de la atmósfera para encontrar fuentes inesperadas de metano procedentes de plantas de petróleo y gas.
La otra opción, que es mucho más realista, consiste en buscar metano calle por calle, como hacen en Países Bajos los científicos Hossein Maazallahi y Hanne Notø. Tienen la misión de buscar fugas de metano ocultas en la ciudad de Utrecht.

El metano es incoloro e inodoro, pero sus instrumentos pueden detectarlo fácilmente.
«Así que si hay mil millones de moléculas en el aire y una de ellas es metano, estos instrumentos pueden detectarlo, como el Centinela-5P. Queremos determinar la procedencia del metano extra que vemos mientras conducimos. No todos proceden del sistema de alcantarillado, ni de fugas de gas», señala Hossein Maazallahi, estudiante de doctorado en la Universidad de Utrecht.
Las muestras se llevan a los compañeros de laboratorio para que midan las huellas químicas del metano y determinen exactamente su procedencia.
Su objetivo es que su tecnología de detección de metano, rápida y muy sensible, se extienda para encontrar y reparar fugas hasta ahora invisibles.
Dado el efecto de calentamiento del metano en nuestro clima, podría tener un gran impacto:
«Un reciente estudio científico ha demostrado que es posible reducir las emisiones de metano en un 50% para el año 2030. Y si lo hacemos, podemos evitar un calentamiento de un cuarto de grado para mediados de este siglo e incluso de medio grado para 2100. Y esto sería realmente una fracción significativa del calentamiento global que estamos esperando», explica Thomas Röckmann, profesor de física y química atmosférica, Universidad de Utrecht.
FUENTE: EURONEWS