Cómo la moneda digital creó el caos y la pobreza en Nigeria

Aunque el intento de digitalizar la moneda nigeriana acabó en fracaso, encierra una lección para el resto del mundo

No es casualidad que Nigeria, con una población de más de doscientos millones de habitantes, se haya convertido en el primer campo de pruebas mundial serio para la implantación de las monedas digitales de bancos centrales (CBDC). No sólo es el país más rico del continente donde los globalistas están haciendo planes, sino que Nigeria también posee importantes reservas de hidrocarburos y metales y ciudadanos con talento. Por estas razones, puede servir de ejemplo relativamente bueno para el resto de los continentes más pobres.

Las consideraciones geopolíticas no son insignificantes. Los globalistas de Davos, presentes en Nigeria desde hace tiempo, creen que si ellos no se ocupan de Nigeria, lo harán los rusos, presentes allí desde la era soviética. Los intereses políticos en Nigeria también son perseguidos por los chinos, que han estado construyendo ferrocarriles, carreteras, aeropuertos y empresas mineras en Nigeria, al tiempo que cultivaban buenas relaciones con líderes tribales y políticos.

Un calendario

He aquí la cronología de la creación de eNaira, la CBDC nigeriana. Aunque el intento de digitalizar la moneda nigeriana acabó en fracaso, encierra una lección para el resto del mundo.

El 25 de octubre de 2022, un año después del referéndum nacional sobre el establecimiento de la CBDC en Nigeria, en el que el 99,5 % de los ciudadanos votó en contra de digitalizar la moneda, el entonces presidente del país, Muhammadu Buhari, de la tribu fulani, emitió un decreto por el que, a pesar de la oposición de la mayoría de la nación, la revolución financiera seguiría adelante.

En diciembre de 2022, el gobierno de Abuja lanzó un ataque total contra el dinero en efectivo. La situación se asemejaba a lo sucedido en 2016 en la India, cuando el Gobierno desmonetizó los billetes de mayor denominación. El gobernador del Banco Central de Nigeria (CBN) anunció que para finales de enero de 2023 (posteriormente ampliado hasta el 10 de febrero), Nigeria pasaría totalmente del efectivo físico (naira) a la eNaira, la moneda digital del banco central. Los ciudadanos debían transferir sus tenencias de efectivo al CBN, que les prestaría servicios en el nuevo régimen monetario. La orden ejecutiva fue llevada a cabo por el entonces gobernador del CBN, Godwin Emefiele, de la tribu ibo, general y único cristiano en la élite gobernante islámica del país. Fuentes bien informadas afirman que las directrices, tanto en materia de conocimientos técnicos como de supervisión de la digitalización, fueron proporcionadas por círculos próximos al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Foro Económico Mundial (FEM) e incluso la Oficina de Industria y Seguridad.

Cuando llegó el 10 de febrero de 2023 y alrededor del 80 % de los 7.200 millones de dólares, que antes estaban en manos privadas, acabaron en cuentas digitales como CBDC, el segmento más pobre de la población (más de la mitad de la gente) seguía sin tener cuentas bancarias. A pesar de que el CBN había asegurado que el efectivo físico no se eliminaría hasta que la CBDC estuviera plenamente operativa, la mitad de la nación se quedó con billetes viejos y sin valor. Los viajeros de ida y vuelta a la capital se quedaron sin efectivo para pagar el transporte de vuelta. Muchos pequeños comercios, una parte importante de la economía que depende de los pagos en efectivo, cerraron porque sus clientes no tenían dinero para pagar.

Es fácil comprender por qué estallaron violentos disturbios en el país el 16 de febrero de 2023, con el resultado de víctimas. Privada de toda su riqueza, la gente desesperada y hambrienta se echó a la calle, exigiendo el restablecimiento de la validez del antiguo papel moneda. Circularon rumores de que el gobierno de Buhari había emitido un nuevo papel moneda, «nuevo naira», para ser utilizado temporalmente.

A finales de enero de 2023, las transacciones con eNaira funcionaban sin problemas, pero se limitaban a los representantes de la clase media —entre treinta y cinco y cuarenta millones de personas en Nigeria—. La inmensa mayoría de los nigerianos que utilizaban efectivo en su vida diaria corrían de un lado a otro buscando infructuosamente cambiar su antiguo dinero por cualquier cosa que pudieran comer. El rumor de que el gobierno de Buhari emitía nueva moneda se confirmó en los últimos días de enero de 2023.

El problema era que el nuevo efectivo no aparecía por ninguna parte. Incluso hoy, cuando el banco central se ha retirado del experimento, el suministro del nuevo efectivo no llegaba ni al 10 % de todo el suministro de moneda nigeriana. No hay dinero nuevo en ninguna parte; incluso si lo hubiera, no hay posibilidad de cambiar en masa el viejo e invalidado naira por el nuevo. A pesar de los acontecimientos del 16 de febrero, el gobierno reconoció que «la nueva moneda emitida pretende satisfacer las demandas de los manifestantes y restaurar su poder adquisitivo».

Incluso los nigerianos más brillantes fueron incapaces de entender cómo el gobierno planeaba eliminar el efectivo existente y emitir dinero nuevo a pocas semanas de las elecciones generales previstas para el 24 de febrero de 2023. ¿No se arriesgaba el gobierno a una derrota evidente en medio del caos? Pues no. El nuevo efectivo era la garantía de la victoria electoral: estaba destinado a ser distribuido entre la mayoría pobre pero significativa, para que supiera a quién votar democráticamente.

Como se preveía, el nuevo presidente de Nigeria es un representante del partido gobernante, el mismo responsable del caos. Es importante tener en cuenta que estamos hablando de un país que ya luchaba contra una crisis monetaria, una inflación galopante y la escasez de combustible (a pesar de ser el mayor productor de petróleo de África), donde la grave falta de dinero y las interminables colas en los cajeros automáticos han prevalecido durante años. Incluso los dólares escaseaban a pesar de las primas del mercado negro.

Fin del experimento

La situación de incertidumbre y peligro persistió durante tres meses y medio hasta la toma de posesión del nuevo presidente, Bola Ahmed Tinubu, de la tribu yoruba, antiguo gobernador civil del estado de Lagos. El 29 de mayo de 2023, aproximadamente 108 días después de la eliminación efectiva del efectivo, el presidente Tinubu restableció la validez de la antigua moneda, junto con los nuevos naira y eNaira.

¿Qué llevó a Tinubu a hacer semejante gesto? ¿Le obligaron a hacerlo los supervisores del experimento del FMI, la Fed o el FEM? Si es así, ¿por qué tardaron tres meses y medio en condenar a cien millones de personas al hambre?

Los observadores políticos de Abuja creen que nadie intervino. El presidente Bola Tinubu puso fin al experimento y se mantuvo firme en su postura. Una vez que invalidó el CBDC, ordenó una investigación sobre el CBN, que desembocó en la detención sin precedentes del ex gobernador del CBN, Godwin Emefiele, el 10 de junio de 2023. A finales de julio, el tribunal lo puso en libertad, pero el servicio de seguridad volvió a detenerlo y lo mantiene bajo custodia. La investigación sigue su curso. Los influyentes protectores del FMI, la Fed e incluso la Casa Blanca, que señalaron a Nigeria como el debutante mundial de la digitalización de la moneda, permanecen en silencio.

Desde la perspectiva del inicio del experimento monetario en Nigeria, parece que el gobierno de Abuja no tenía ni el apetito ni un plan claro para esta digitalización. Los asesores del Foro Económico Mundial, el FMI o quizás incluso la Oficina de Industria y Seguridad también carecían de un plan, a pesar de su firme adhesión a las estrategias de digitalización. ¿Por qué no reaccionaron estos supervisores y detuvieron la digitalización? ¿Tenían otro propósito? Privar a cien millones de personas de sus medios de vida durante tres meses y medio raya en un acto de genocidio.

Supervivencia

Sin embargo, no se produjo ninguna tragedia. ¿Cómo sobrevivieron los pobres nigerianos durante tres meses y medio sin dinero, reservas ni ayuda alguna del Estado? Los nigerianos, a diferencia de la mayoría de los habitantes de los países del Grupo de los Siete, no creen ni una palabra de lo que dicen sus representantes gubernamentales. Sintiéndose engañados una vez más, cuando quedó claro que ni el viejo ni el nuevo naira funcionaban, la gente se echó a la calle. Hubo disparos y algunos muertos.

Ante la negativa a aceptar su antiguo efectivo, invalidado a finales de enero, las personas sin cuentas bancarias, dinero legal en efectivo ni ahorros recurrieron a los métodos tradicionales: el trueque y el crédito comercial. Los poseedores de cerillas las cambiaban por boniatos con los agricultores. Los productores de jabón los cambiaron por combustible, y los propietarios de pequeñas empresas ampliaron los plazos de crédito a sus contratistas. Los profesores y limpiadores de las escuelas locales pedían ayuda, principalmente alimentos, a las familias de sus alumnos.

La natural falta de fe de los nigerianos en el estatismo, algo que los ciudadanos ricos de Alemania o Canadá podrían considerar imprudente, impidió un desenlace similar al del Convoy de la Libertad canadiense. Al fin y al cabo, es debido a la política monetaria de su país por lo que los jubilados alemanes atraviesan dificultades.

Según los nigerianos, puede que un Estado débil y pequeño no les ayude, pero al menos el impuesto sobre el valor añadido en Nigeria es como mucho del 5% y la recaudación fiscal no supera el 25%. La sanidad puede ser deficiente, pero la gente confía más en sus chamanes que en los médicos aburridos y corruptos de Big Pharma. Las multas por exceso de velocidad son escasas debido a la falta de agentes de policía, pero no hay inspección de trabajo y nadie obliga a nadie a tomar una vacuna experimental.

Grupos tribales, autoridades rurales y vecinos prestaron ayuda. Las familias, que en la vida africana son el máximo apoyo, ayudaron. La autoayuda fue la base de la supervivencia de los nigerianos privados de toda asistencia. Escribo esto porque pronto muchas más naciones estatistas sufrirán una digitalización monetaria similar.

Epílogo

La situación en Lagos, Abuja y Port Harcourt está volviendo a la normalidad, y la eNaira es una de las varias monedas legales. Tras la liberación del tipo de cambio del dólar de EEUU, los precios en el mercado negro cayeron hasta el nivel oficial. El grupo cambiario nigeriano, expresado en dólares de EEUU, ha subido un 37% en lo que va de año. La inflación del nairas está disminuyendo más rápidamente que la de EEUU. Desde la detención de Emefiele, el fantasma del monopolio de la CBDC ha desaparecido. Quienes encuentran más cómodo el dinero electrónico lo utilizan. Cuando pierdan esa comodidad, cambiarán al efectivo o a su alternativa digital. La gente sabe ahora que no habría habido tanto caos si la digitalización de la moneda hubiera sido voluntaria y no hubiera ido acompañada de la deslegalización del efectivo.

¿Ayudará el caso de Nigeria a que otros banqueros centrales y ciudadanos del mundo lleguen a una conclusión similar? Probablemente no, así que esperamos el próximo desastre económico.

TP

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