La nueva religión ecologista pretende el suicidio demográfico para esconder el verdadero atentado de las multinacionales contra la naturaleza.
En 1992 tuvo lugar la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Se elaboraron las bases éticas sobre las cuales se fundaría la Agenda 21 y otros acuerdos de la Cumbre. La excusa: salvar al planeta. El objetivo real: Los nuevos derechos del aborto libre y gratuito, los nuevos estilos de vida LGTBI, e implantar una única religión a la que rendir culto: la ecología.
Esta agenda fue predecesora de la actual Agenda 2030, introducida en la educación mediante la que se les enseña a los niños lo que viene llamándose en la nueva nomenclatura totalitaria: “ser ecológicamente responsables”. Es la famosa educación para el desarrollo sostenible y la adopción de estilos de vida sostenibles, ser responsables con el planeta, que traducido significa: no tener hijos, o los menos posibles, buscar parejas del mismo sexo (que no pueden reproducirse), cambiarse de sexo o vivir solteros, toda una carta sostenible para elegir.
El reciclaje es sólo una tapadera. Es un verdadero adoctrinamiento realizado por medio de actividades e imágenes. De esta manera tenemos a los alumnos obsesionados con que, si comerse tal cosa es “saludable” o no, si hay cuidar a no sé qué animales porque se están extinguiendo por el cambio climáticoo si hay que acoger a los inmigrantes que huyen de los efectos del calentamiento en sus países.
Pongámonos serios: ¿hay qué cuidar el planeta? ¿acaso no es responsabilidad nuestra? Por supuesto que sí, el problema está en que, algo lógico y que todos hemos tenido siempre presente, por lo menos en las sociedades avanzadas, se está convirtiendo en una imposición sin precedentes envuelto en un tufillo siniestro y sospechoso.
Querido lector, ¿te acuerdas de cuando nos avisaban de que para el año 2000 la tierra estaría prácticamente inundada? Yo era pequeña cuando ya oía eso… y ni qué decir de la capa de ozono que se estaba destruyendo, y ahora, muchas décadas después, parece ser que, milagrosamente, se está recomponiendo. En nuestra época actual les ha dado por meter el miedo por la sequía… ya sabemos, esto del clima es cíclico, es cambiante, pero, lo es mucho más, la propaganda del terror que van lanzando cada x años.
El ecologismo es una ideología, un dogma que al igual que muchos otros que se nos están colando, y a pesar de las evidencias científicas que lo desmienten, es aceptado con sumisión por prácticamente toda la población y aquel que diga lo contrario es tachado enseguida como “negacionista”.
En el libro blanco del medio ambiente publicado por el Gobierno de España en 1999, en la sección dedicada al ámbito educativo, encontramos:
El objeto de la educación ambiental como eje transversal consiste en insertar en el currículum escolar las nuevas preocupaciones, problemáticas y conflictos socio-ambientales del mundo real para que puedan ser debatidos y abordados de forma crítica.
En la práctica se hace de un modo transversal, en todas las asignaturas de todos los ciclos formativos. ¿No sabías qué las matemáticas pueden impartirse para un desarrollo justo y sostenible? Al igual que se les introducen temas que incitan al miedo, como el de las guerras, las hambrunas, las pandemias o las agresiones de los hombres, el medio ambiente es la pieza clave en esta agenda adoctrinadora. Evidentemente, estas cuestiones no aceptan posturas contrarias a las que aparecen en los libros de textos, así que eso de que se han de abordar de forma crítica es otra más de las mentiras a las que nos tienen acostumbrados. Los alumnos, la mayoría creen ciegamente en lo que sus profesores les enseñan, y si alguno se atreve a cuestionar esas premisas, puede arriesgarse a meterse en un buen lío de acoso por parte del profesorado e incluso por sus propios compañeros.
Detrás de estas ideas del cuidado del medio ambiente está el hombre, el ser humano, representado como casi un depredador que destruye todo lo que toca. Es, según esta agenda, el causante del cambio climático porque al respirar desprende CO2. Aunque las pobres vacas tampoco se libran de este ataque, ante lo que me pregunto que cómo ha podido resistir la tierra después de que el hombre lleva practicando la ganadería desde el neolítico. Es más, incluso hay quienes se atreven a afirmar, que el cambio climático es debido por los sistemas coloniales, racistas y patriarcales de opresión.
Podemos encontrar muchos ejemplos que tiran por la borda esta ideología ecológica que nos infunde un terrible miedo que anula nuestro raciocinio.
Observemos, por ejemplo, que mucha de la contaminación que sufren los países del tercer mundo es debida a la acción de las fábricas que están explotando los recursos naturales que son abundantes en esos países, así como a los habitantes de allí a los que tienen oprimidos y con una vida mísera. Los residuos tóxicos que caen a los ríos hacen el agua no potable, el aire se contamina y provocan grandes enfermedades.
Pero, precisamente, los dueños de las empresas a las que van a parar todas las ganancias de la adquisición y posterior utilización y empleo de esos materiales, son los promotores de las ideas alarmantes del cambio climático por la acción del hombre. Esto lo podemos corroborar al asomarnos, por ejemplo, en la última agenda del Foro de Davos, en donde se maquinan las políticas sociales, económicas, climáticas, educativas o sanitarias, para repartirse mejor las ganancias entre ellos. Sirva de ejemplo Patrice Motsepe, el fundador y presidente ejecutivo de African Rainbow Minerals, una empresa con intereses en oro, metales ferrosos, metales básicos y platino, asistente a la última reunión de dicho Foro. Son los mismos que organizan los planes políticos para llevar a cabo una mejor gestión de los recursos del medio ambiente.
Estas personas que se sitúan a un nivel estratosféricos en comparación con el resto de la población, son los que promueven la idea de que el exceso de consumo humano y la excesiva población provoca mayor contaminación y son los mismos que llevan décadas implantando en esos países en un principio, y más tarde ya presente en el resto de países, la planificación familiar. Y esta planificación no es más que el control del número de nacimientos mediante métodos de esterilización, de anticoncepción y de aborto y como no, de los estilos de vida LGTBI.
Y todas estas ideas son las que se introducen sutilmente en la mente de los menores, esto, querido lector, es puro adoctrinamiento.
Querido lector, no seamos ingenuos, uno de los fines que se persiguen es reducir el número de personas en el mundo. Y esto es lo que están inculcando a nuestras nuevas generaciones indefensas. Debemos ser valientes y denunciar la crueldad que supone inculcar estas mentiras, especialmente a los niños. Ya lo decía Paul Watson, cofundador de Greenpeace “no importa lo que es verdad. Sólo cuenta lo que la gente cree que es verdad”. Ese es el problema al que nos enfrentamos: la manipulación de la información que el Estado controla.
No faltan personas estudiosas de estos fenómenos ideológicos adoctrinadores que destapan las mentiras con verdaderos argumentos. Uno de ellos es el catedrático Francisco José Contreras, quien expone una visión muy acertada sobre la incidencia real del CO2 en la tierra y da unos buenos consejos en una interesante entrevista en el programa de radio SON NUESTROS HIJOS de la Asociación ECA en Multicanal Radio.
Alicia Beatriz Montes Ferrer, Colaboradora de Enraizados