¿Se acuerdan del anuncio del Foro de Davos, «no tendrás nada y serás feliz»? No puede decirse que fuera acogido con entusiasmo con las masas y, de hecho, la criatura de Klaus Schwab optó por retirarlo en un tiempo récord, aunque no antes de hacernos partícipes del futuro que nos preparan las élites a nosotros, el pueblo. Después de todo, aún no estamos tan idiotizados como para no concluir que si los plebeyos no vamos a tener nada, será porque un puñado lo va a tener todo.
Pero las Big Tech, convertidas ya en uno de los poderes del Estado -ejecutivo, legislativo, judicial y tecnológico-, han salido al rescate para hacer olvidar esta metedura de pata. Lo ha hecho el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, con la presentación de Meta y su ‘metaverso’: lo tendrás todo, pero será de mentira.
El metaverso para las masas que nos quiere vender Meta es un mundo de realidad virtual compartida en tres dimensiones que será, nos cuentan, «interactivo, inmersivo y colaborativo». No es que el concepto o la tecnología sean novedosos, pero solo un gigante como Facebook, que ha creado una ‘comunidad’ con más ‘habitantes’ que ningún país de la tierra, puede hacerlo verdaderamente común.
Es la huida perfecta de la realidad, una realidad que, de imponerse las ideas globalistas del Gran Reinicio, va a ser como para huir de ella a toda prisa: sin poder viajar, sin casa o coche propio, sin familia, cambiando la carne por gusanos o su versión artificial, sin seguridad en el empleo y, por supuesto, sin voz ni voto en las decisiones que determinan nuestras vidas.
Como consuelo, en el metaverso de Zuckerberg podremos ser brillantes personajes de capacidades ilimitadas, todos altos, rubios y con los ojos azules, codeándonos en selectos clubs virtuales con semidioses como nosotros.
Mientras, en el mundo real, las élites podrán seguir viajando en sus ‘jets’ privados -los mismos con los que han hecho una exhibición de hipocresía sin precedentes en la cumbre del clima COP26 de Glasgow-, comerán fantásticos chuletones de buey de Kobe, darán a sus hijos una educación clásica, expurgada de la ideología ‘woke’ para sometimiento de las masas, y tendrán, en fin, el planeta para su uso y disfrute.
La llegada de Meta, además, va a preceder en solo un breve periodo de tiempo al mundo feliz del ‘Internet de las cosas’ y la tecnología 5G, por los que todos los objetos -sin excluir nuestros propios cuerpos- estarán conectados a la red, es decir, permitirán una supervisión constante y en tiempo real de todo lo que hacemos y vivimos.