Este 1 de junio la Embajada de Estados Unidos ante el Vaticano colgó una bandera del “orgullo gay” en su fachada, un día después de que el presidente Joe Biden proclamara junio como el “Mes del orgullo de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, queer e intersexuales”.
“La Embajada de Estados Unidos ante la Santa Sede celebra el Mes del Orgullo con la bandera del Orgullo expuesta durante el mes de junio. Estados Unidos respeta la dignidad e igualdad de las personas LGBTQI+. Los derechos LGBTQI+ son derechos humanos”, indica un tuit de la cuenta oficial de la entidad.
La publicación en Twitter fue largamente criticada por usuarios de otros credos y por católicos, incluyendo algunos sacerdotes
“Junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. ¡Sacratísimo Corazón de Jesús, ten piedad de nosotros!”, escribió el P. Carlos Borja en el tuit.
Ben Shapiro, abogado, comentarista político y escritor estadounidense, escribió: “Seamos claros: la administración Biden nunca haría esto en un país islámico. Esto es intolerancia anticatólica”.
En un comunicado oficial de Ia Casa Blanca, Biden reafirmó el 31 de mayo su “compromiso de hacer más para apoyar los derechos LGBTQI+ en el país y en el extranjero”.
Luego, se refirió al auge de leyes del partido republicano que prohíben cirugías de “cambio de sexo” para menores y prohíbe a los hombres que se autoperciben como mujeres a participar en deportes femeninos.
Según Biden “se ha introducido y aprobado una avalancha de leyes anti-LGBTQI+ peligrosas en los estados de todo el país, dirigidas a los niños transgénero y sus padres e interfiriendo con su acceso a la atención médica”.
El presidente estadounidense también instó al pueblo de los Estados Unidos a celebrar la “gran diversidad” y “ondear en alto las banderas de orgullo” LGBTQI+.
Lo que enseña la Iglesia sobre la homosexualidad
La enseñanza católica sobre la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica: 2357, 2358 y 2359.
En estos artículos la Iglesia enseña que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
La homosexualidad como tendencia es “objetivamente desordenada” y “constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba”.
Apoyado en la Sagrada Escritura, la Tradición ha enseñado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”, “no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual”, y por tanto “no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad” y “mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”.