El actual científico principal de los CDC, el Dr. William Thompson, reveló en una impactante declaración que los principales médicos de EE.UU. ocultaron y destruyeron los datos que mostraban una relación entre las vacunas y el autismo en los niños afroamericanos.
Los médicos se sentaron en una habitación y tiraron las copias impresas de las pruebas documentadas a un cubo de basura.
Thompson dijo que le dijeron que destruyera las pruebas, pero que las guardó porque creía que iba en contra de la ley.
Lamento que mis coautores [de los CDC] y yo hayamos omitido información estadísticamente significativa en nuestro artículo de 2004 publicado en el Journal of Pediatrics.
Mis principales tareas mientras trabajaba en la rama de seguridad de las vacunas, de 2000 a 2006, fueron dirigir o codirigir tres importantes estudios de seguridad de las vacunas. El MADDSP MMR-Autism Cases se llevó a cabo en respuesta al estudio Wakefield Lancet que sugería una asociación entre la vacuna triple vírica y un resultado de salud similar al autismo.
Hubo varias preocupaciones importantes entre los científicos y los defensores de los consumidores fuera de los CDC en el otoño de 2000 con respecto a la ejecución del estudio de Verstraeten.
Uno de los objetivos importantes que se determinó por adelantado en la primavera de 2001, antes de que se iniciara cualquiera de estos estudios, era que los tres protocolos fueran examinados fuera de los CDC antes de que se iniciaran los análisis, de modo que los defensores de los consumidores no pudieran alegar que estábamos presentando análisis que se ajustaban a nuestros propios objetivos y sesgos.
Nuestra hipótesis era que si encontrábamos efectos estadísticamente significativos en los umbrales de 18 o 36 meses, concluiríamos que vacunar a los niños a una edad temprana con la vacuna triple vírica podría provocar características o rasgos similares al autismo.
Todos nos reunimos y ultimamos el protocolo del estudio y el plan de análisis. El objetivo era no desviarse del plan de análisis para evitar la debacle que se produjo con el estudio sobre el timerosal de Verstraeten, publicado en Pediatrics en 2003.
En la reunión del 5 de septiembre, discutimos en detalle cómo codificar la raza tanto para la muestra como para la muestra del certificado de nacimiento.
Todos los autores y yo nos reunimos y decidimos, en algún momento entre agosto y septiembre de 2002, no informar de ningún efecto racial para el artículo. Poco después de la reunión en la que decidimos no informar de ningún efecto racial, los coautores programaron una reunión para destruir los documentos relacionados con el estudio.
Los cuatro coautores restantes se reunieron y llevaron un gran cubo de basura a la sala de reuniones y revisaron y repasaron todos los documentos impresos que habíamos pensado que debíamos desechar y ponerlos en un enorme cubo de basura.
Sin embargo, como supuse que era ilegal y que violaría las solicitudes de la FOIA (Ley por la Libertad de la Información) y del DOJ (Departamento de Justicia), guardé copias impresas de todos los documentos en mi oficina y conservé todos los archivos informáticos asociados.
FUENTE: TheGatewayPundit.com