China atraviesa las peores protestas en 30 años, desde las manifestaciones en la Plaza de Tiananmen. En esa oportunidad fueron los estudiantes los que se rebelaron contra, pero ahora la disconformidad llegó a quienes se supone son la columna vertebral del régimen comunista: los obreros.
Trabajadores de la fábrica Foxconn, en la provincia de Zhengzhou, están en huelga desde el martes. Se trata de la fábrica más grande de China, donde la norteamericana Apple produce prácticamente todos los iPhone.
El mes pasado miles de trabajadores habían renunciado en protesta por las pésimas condiciones laborales y las medidas sanitarias por el COVID, que “hacía imposible hacer el trabajo“, según denunciaron.
Pero ahora, los trabajadores que quedaron también se unieron a las protestas, y en vez de renunciar tomaron la fábrica y se declararon en huelga hasta que el Partido Comunista derogue la política de “COVID cero” en las empresas.
En la noche del miércoles, tras una jornada de protestas, el régimen chino envió a la policía, vestidos de pies a cabeza con trajes de aislación, para reprimir brutalmente a los manifestantes. La represión no tuvo éxito, y los trabajadores decidieron replegarse a la fábrica y encerrarse allí.
Las protestas se extendieron hasta el jueves, cuando un hombre que se identificó como el secretario del Partido Comunista a cargo de los servicios comunitarios en Foxconn apareció en un video viralizado artificialmente en la plataforma Weibo instando a los manifestantes a retirarse, asegurándoles que sus demandas serían satisfechas.
El video logró que este viernes, algunos manifestantes decidieran volver a trabajar, pero otros volvieron a salir de la fábrica para continuar con las protestas. Sin embargo, esta vez las fuerzas policiales los enfrentaron con mayor violencia, y se llevaron a cientos de personas arrestadas. El Partido Comunista delcaró que la huelga había sido levantada, pero en redes sociales los manifestantes aseguran que siguen protestando y la producción todavía sigue frenada.
El estatus de China como potencia exportadora se basa en fábricas como la de Foxconn que ensamblan los productos electrónicos, juguetes y otros bienes de consumo del resto de mundo. Esto lo logran con trabajo casi esclavo, con jornadas laborales de dos turnos por persona y con pagas miserables.
Si bien estas condiciones laborales en los 80s les permitieron a los chinos capitalizarse y elevar su nivel de vida, los sueldos de obreros y operarios se mantienen estancados en la última década, y desde la llegada de Xi Jinping al poder, los líderes del Partido Comunista cada vez se llevan una mayor tajada.
Apple advirtió que las entregas del nuevo iPhone 14 se retrasarían después de que miles de trabajadores se declaran en huelga. Si bien en ningún momento se frenó completamente la producción, dado que Foxconn emplea a más de 200.000 personas y los protestantes solo lograron tomar una parte de la masiva fábrica.