Las Vision Pro, el más reciente lanzamiento “estrella” de Apple, marca un antes y un después en términos tecnológicos y sociales. Aunque algunos aseguren que no pretenden comprarlas, sea por su alto precio (3500 dólares) o por lo que generen en el comportamiento del individuo, también es cierto que a gran escala el dispositivo marca el punto de inicio de una nueva era.
Para la fabricación de las Vision Pro se necesitaron unas 500 patentes y el tipo de tecnología que usa no se llama Realidad Virtual (VR) porque el CEO de Apple, Tim Cook, es consciente de que ese término está demonizado por aislar a los usuarios. Él prefiere llamarlo Realidad Aumentada (AR). Sobre eso, dijo hace poco que la AR “nos brinda la capacidad de sentarnos y estar muy presentes, hablando entre nosotros, pero también tener otras cosas, visualmente, para que ambos veamos”.
Acto seguido, el comprador de estos primeros lentes fue aplaudido y vitoreado cuando salió de una Apple Store en Estados Unidos. Pero, ¿realmente es como dice el CEO de Apple?, ¿la persona está “muy presente”? No parece. Ya no se trata de un futuro distópico, sino de un presente real y tangible. El debate comenzó por la escena de dos personas cenando en un restaurante y ambos luciendo los lentes, y por otro usuario que decidió ponerse las Vision Pro mientras conducía un Tesla (recibió una multa por hacerlo). Son el retrato de la idiotización masiva.
Aislamiento y problemas legales
Cuando se trata de marketing, las bondades del producto se vuelven infinitas. Así, Apple asegura que los lentes “combinan a la perfección el contenido digital con el mundo físico”, promueven nuevas formar de trabajar, amplían el entorno educativo y ponen varias herramientas al alcance de la mano. Sin embargo, Disney prohibió usarlos en sus parques.
La política de máscaras de la compañía establece que los invitados mayores de 14 años no pueden usar un disfraz. Además, bloquean la vista periférica y eso puede causar problemas de seguridad. La empresa dijo a un influencer llamado Mikey Magic and Beyond, quien las llevó al parque, que la tecnología es demasiado “nueva” para permitir que los invitados las usen. Como resultado, surgen problemas legales para un invento que garantiza la presencia física, pero no la mental.
Apple espera vender 900.000 unidades en su primer año, citó Bloomberg. Pero mientras esperan la masificación de esa tecnología, algunos se preguntan de qué manera cambiará el comportamiento humano. Por ejemplo, The Federalist menciona el término hikikomori para describir el retraimiento social agudo. Alrededor de 1,5 millones de personas lo padecen en Japón, especialmente hombres jóvenes, según fuentes oficiales. Advierten que la tendencia hikikomori se está extendiendo, ayudada por la tecnología.
En EE. UU. las cosas no son diferentes. Ahí los jóvenes se involucran cada vez menos con su entorno y, como consecuencia, 36 % de los estadounidenses, incluido 61 % de los adultos jóvenes, experimentan una “grave soledad”, indicó un estudio de la Universidad de Harvard.
En conclusión, las Vision Pro se abren paso entre aplausos, polémicas y multas. Además, están en el ojo del huracán por el posible uso de mano de obra esclava para su fabricación. Con el fracaso del Metaverso —ya que nunca funcionó como lo prometió Mark Zuckerberg— ahora es el turno para el invento de Apple.