Presidente hondureña veta ley de educación transgénero para las escuelas tras masivas protestas

La ley pretendía imponer que, desde su primer día de colegio, se enseñara a los niños que su sexo biológico ya no es importante y que un ingrediente fundamental de “sus derechos sexuales y reproductivos” es el acceso a los anticonceptivos, e incluso al aborto, sin el conocimiento ni el consentimiento de sus padres.

El 29 de julio será un día señalado para los padres de Honduras y de todo el mundo hispanohablante.

Ese día la presidente hondureña Xiomara Castro vetó una ley de “educación integral” que habría convertido las escuelas en campos de reeducación de género para niños, diciéndoles que su sexo biológico no importa. Lo que importa es cómo se sienten.

El veto marcó una asombrosa victoria de los padres sobre los ataques concertados y bien financiados del lobbie internacional del aborto, la administración Biden y sus aliados sexualmente depravados.

¿Cómo se consiguió la victoria?

En primer lugar, con la ayuda y el aliento del Partido Revolucionario Institucional (PRI), los padres se organizaron. Crearon una organización llamada “Por nuestros hijos” y salieron a la calle a protestar. A mediados de julio, 50.000 padres celebraron marchas en siete de las ciudades más importantes de este país centroamericano a favor de la vida.

Los padres también consiguieron la ayuda de obispos católicos, sacerdotes, pastores evangélicos y otros religiosos. Estos apoyaron públicamente la masiva protesta, en contraste con el silencio de los líderes religiosos en otros países cuando los movimientos pro-familia han pedido su ayuda.

No fue fácil convencer a la Presidenta Xiomara Castro. Ella no es provida. De hecho, su marido, el ex presidente Manuel Zelaya, había sido derrocado en 2009 en medio de una crisis política que dio lugar a innumerables investigaciones por corrupción.

Además, ambos zamoristas han contado con el apoyo de presidentes de izquierda y comunistas, desde el líder chino Xi Jinping al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, pasando por el clan Kirchner de Argentina.

Pero Xiomara Castro sabe leer a los votantes. Las multitudinarias protestas la convencieron de que, por su supervivencia política, más le valía apoyar a los padres.

Es probable que la administración Biden no esté muy contenta con ella en estos momentos. La ayuda exterior estadounidense a Honduras y otros países se está utilizando para promover la liberalización sexual, el aborto y la doctrina de género. La propia Xiomara Castro fue seducida por la administración desde el momento en que juró su cargo. Kamala Harris, famosa por su apoyo al aborto y a la “Agenda de Género”, de hecho asistió a su toma de posesión en enero de 2022.

El veto de la presidenta Castro fue aún más sorprendente porque, al emitirlo, fue en contra de su propio partido gobernante, la mayoría de cuyos miembros votaron a favor de la ley cuando se aprobó en la legislatura el 8 de marzo.

Desde el día en que se propuso por primera vez en el Congreso, la “Ley de Educación Integral para la Prevención del Embarazo en Adolescentes”, como se denomina, se enfrentó a una seria oposición en todo el país.

La ley es un caso de libro de texto de los intentos en países de toda América Latina de promover la “educación sexual integral”, una etiqueta que suena inofensiva para un programa de adoctrinamiento forzoso en la ideología de género.

La ley habría ordenado que, desde su primer día en la escuela, se enseñara a los niños que su sexo biológico ya no es importante. Se les diría que pueden ser lo que quieran: hombres, mujeres, bisexuales…la lista es interminable. Se les enseñaría que el sexo sólo es importante como fuente de placer.

A los niños se les habrían contado las mismas mentiras de siempre: que pueden tener relaciones sexuales cuando quieran y con quien quieran, siempre que estén a salvo de embarazos o enfermedades de transmisión sexual.

Este programa -como todos los de este tipo- se diseñó deliberadamente para alejar a los niños de sus padres, insistiendo en que un ingrediente fundamental de “sus derechos sexuales y reproductivos” es el acceso a los anticonceptivos, e incluso al aborto, sin el conocimiento ni el consentimiento de sus progenitores.

En Honduras, el Fondo de Población de la ONU lleva años trabajando para introducir el tema de la “educación sexual para la prevención del embarazo adolescente” promoviendo, por paradójico que suene, la actividad sexual a una edad temprana. Otras agencias de la ONU, parlamentarios progubernamentales y ONG locales cantaron la misma melodía.

La ley se calificó de “medida urgente para proteger a las niñas hondureñas”, pero no era hondureña en absoluto. El lobbie internacional del aborto la introdujo en el país, utilizó sus millones y su influencia para patrocinar actos y propaganda con el fin de crear la apariencia de un consenso social. Incluso reclutaron a activistas “religiosos” para añadir credibilidad moral a sus esfuerzos.

Y mintieron. La ley se anunciaba como una respuesta al problema del embarazo adolescente, pero su verdadero propósito era inyectar “ideología de género destructiva promovida por organizaciones internacionales” en las escuelas y en las mentes impresionables de los niños menores de edad.

Los promotores de la cultura de la muerte trabajan duro, pero también lo hacen los provida

Desde mi oficina del PRI en Lima, Perú, sigo de cerca los acontecimientos en Honduras. Nuestros aliados más cercanos en el país son Leonardo y Martha Lorena Casco, fundadores del Comité Provida. Desde 1989 hemos luchado codo con codo en las guerras culturales, empoderando a organizaciones y profesionales, con especial atención a la incorporación de los jóvenes a la batalla. A lo largo de los años hemos educado y formado a muchos nuevos líderes.

Nuestra reciente victoria en Honduras fue el resultado de estos esfuerzos de décadas.

Nuestra “Marcha a favor de la infancia y la familia” fue la manifestación pública más multitudinaria de la historia de Honduras. El 23 de julio las familias llenaron las calles de la capital, Tegucigalpa, y de otras seis ciudades con colores, música y alegría juvenil en una celebración de la vida que se recordará durante años. Los medios de comunicación locales e internacionales publicaron innumerables reportajes sobre esta marcha histórica.

El mensaje a Castro fue alto y claro: los padres no iban a tolerar que sus hijos fueran adoctrinados con una ideología extranjera que violaba sus creencias y valores.

Con la ayuda del Population Research Institute, los antiabortistas hondureños consiguieron una gran victoria sobre la maquinaria internacional de adoctrinamiento de género.

En los meses y años venideros, trabajaremos duro para exportar “el modelo hondureño” a otros países de la región y de todo el mundo.

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