Promueven libros sobre transexualidad para preescolares de California

Call Me Max, dirigido a menores en edad preescolar, cuenta la historia de una niña que le pide a su maestro llamarla con nombre de varón. Bajo esta premisa se guían otros títulos recomendados por el Departamento de Educación

Mientras en algunos estados distintas leyes o reclamos de grupos de padres frenan el avance del progresismo en las escuelas de Estados Unidos, en otros, la ideología de género toma cada vez más espacios. Obviando los aprendizajes en el hogar y de la familia, libros dirigidos a niños son recomendados por el Departamento de Educación en California. En sus páginas plasman historias de varones que se identifican como niñas, o que se consideran «asexuales» y lo confiesan a sus padres.

Lo que ocurre con la educación de ese estado es antagónico a la posición de tiene Florida, por citar un ejemplo. Allí el gobernador Ron DeSantis no solo defiende el deporte femenino frente a la avanzada progresista promovida por grupos sociales —los cuales terminan siendo voceros de agendas políticas de izquierda—, así como también firmó el año pasado un proyecto de ley para enseñar a los estudiantes de secundaria “los males del comunismo y de las ideas totalitarias”.

Sin embargo, Gavin Newsom, el actual gobernador de California, está muy lejos de tener una opinión similar. Por el contrario, él se apega a medidas populistas poco efectivas. En este sentido, es válido citar la prohibición para 2035 sobre la venta de vehículos nuevos a base de combustible. El resultado es que ante una crisis energética como la que hoy atraviesa ese estado ni los ciudadanos, ni las industrias, tendrán como movilizarse ellos o sus productos.

Además de esa improvisación, en California también se viene instalando un adoctrinamiento en materia educativa de la corriente woke.

Libros recomendados

El Departamento de Educación de California difunde entonces esta «lista de literatura recomendada» adornada bajo las temáticas de «salud mental, emocional y social; género y sexualidad o salud sexual». Y entre los cientos de títulos, llaman la atención varios dedicados a menores de edad que deciden cambiar de género con el cual nacieron. A continuación, algunos de los que recomienda la institución educativa.

  • Julian Is a Mermaid (Dirigido a niños de preescolar): “Julián tiene una buena idea”, con esa frase el relato explica que luego de ver a «tres mujeres espectacularmente vestidas» como sirenas, el protagonista llega a casa con la intención de vestirse igual. Cuando su abuela lo ve, le regala un collar y lo acompaña a la calle para que exhiba su vestuario.
  • It Feels Good To Be Yourself (para niños de 4 a 16 años): Un niño que decide ser niña, llamada Ruthie, y que tiene un hermano considerado «cisgénero» (término progresista para referirse a personas heterosexuales). Ambos tienen amigos «no binarios». “Algunos niños sienten que su identidad de género no es siempre la misma: suele cambiar», cita el relato.
  • Call Me Max (para niños de 4 a 16 años): «Cuando Max comienza la escuela, le dice a su maestro que quiere que lo llamen por el nombre de un niño. Así comienza su viaje para revelar su verdadera identidad a sus amigos y familiares», cita la web del Departamento de Educación de California.
  • Stay Gold (para niños de 9 a 12 años): «Pony, que oculta su identidad transgénero en su nueva escuela secundaria de Texas, y Georgia, una animadora cisgénero que cuenta los días para graduarse, desarrollan una relación complicada».

Libros recomendados

Exponer a niños de edades tan tempranas a este tipo de contenido creó una discusión en la sociedad estadounidense. Marcas como Disney y hasta el propio ejército estadounidense usan «el orgullo LGBTQ+» para reportar ganancias o ganar simpatías. Sin embargo, disfrazan esas intenciones con una supuesta lucha social.

Hace solo tres meses se celebraba el «mes del orgullo», donde artistas y otros grupos aprovecharon para exponer lo que para ellos es la defensa de grupos sociales. Por ejemplo, el evento «drag» para niños en Dallas. Estos tomaban billetes de algunos de los niños acompañados de sus padres o la cantante pop Christina Aguilera que en un concierto lució un pene falso e hizo movimiento de masturbación frente a una audiencia de todas las edades.

TP

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