Proyect veritas: médicos están preocupados por adversos de la vacuna

  • El grupo Project Veritas realizó dos cámaras ocultas donde demuestra que los médicos en Estados Unidos están preocupados por los efectos adversos de la vacuna contra el Covid-19, mientras los empleados públicos del gobierno de Biden hablan de hacer listas negras de quienes no se vacunen.

En una nueva cámara oculta llevada a cabo por el grupo de investigación independiente Project Veritas, a cargo del periodista galardonado James O’Keefe, quien reveló varios casos de fraude electoral que llevaron al arresto de personas en Texas y Michigan, se muestran efectos adversos de la vacuna contra el coronavirus que Joe Biden ha implementado como obligatoria.

Jodi O’Malley es una enfermera del hospital público Phoenix Indian Medical Center, que responde al Departamento de Salud Nacional (HHS, por sus siglas en inglés) de la ciudad de Phoenix, Arizona, quien ha puesto su carrera en juego revelando conversaciones que tuvo con la doctora María Gonzales, directora de los servicios de emergencia del hospital, en las cuales admite la falta de estudios que posee la vacuna así como también la carencia de anticuerpos en los pacientes de coronavirus que son ingresados ya vacunados.

“La vacuna es una mierda”, se la escucha diciendo a la Dra. Gonzales en la cámara oculta. La doctora, por su alto cargo en el hospital público, es también funcionaria federal del HHS, y responde al Secretario de Salud de Biden, Xavier Becerra.

En uno de los audios, O’Malley le pregunta sobre la ola de pacientes que han estado ingresando al hospital con el esquema completo de vacunación y disnea (dificultad para respirar), presión sanguínea elevada y otros síntomas cardíacos, como la miocarditis. “Probablemente tiene miocarditis por la vacuna, pero nadie se va a animar a decir que es por la vacuna”, le contesta la Dra. Gonzales.

Estos efectos adversos no son reportados ya que desde las directivas del Departamento de Salud la idea es que sean escondidos para no perjudicar la imagen de la vacuna. “Tienen la obligación de reportar pero les dicen que no lo reporten”, asegura la doctora. “Quieren meter todo bajo la alfombra”.

En el video están hablando particularmente de uno de los pacientes ingresados al hospital, quien a sus 30 años había obtenido ambas dosis de la vacuna contra el Covid, en julio y agosto respectivamente, y desarrolló una insuficiencia cardíaca congénita. Lo que especula la doctora es que esta persona nació con problemas cardíacos asintomáticos y muy leves, pero la vacuna los empeoró: “Debería estar contraindicada para las personas con estos problemas”.

Así mismo, también se han registrado menores de edad con coágulos sanguíneos en adolescentes sanos, en quienes no existe razón alguna para que los tengan, y según dice O’Malley, todos con esquema de vacunación completo.

De acuerdo a Deanna Paris, también enfermera del hospital de Arizona, la cantidad de pacientes que ingresa con patologías luego de haberse aplicado la vacuna es muy grande y no se los trata como deberían, al igual que no llenan un reporte llamado VAERS debido a que toma media hora y desde el HHS les dicen que es “una pérdida de tiempo”.

El reporte VAERS es un sistema diseñado en la década de los noventa para monitorear efectos adversos que las vacunas en general pueden llegar a provocar. Para cargar una denuncia se debe ingresar con matrícula de médico o enfermero, por lo cual es un registro muy preciso y confiable, que utilizan tanto el CDC como la FDA para asegurar la seguridad de sus vacunas.

Pero de acuerdo a O’Malley, nunca ha habido una directiva por parte del hospital para implementar dichos reportes. En la misma sintonía, la enfermera recordó que las vacunas se encuentran en Fase 3 de control, la cual tiene la finalidad de recopilar datos e información, lo cual no se está realizando.

O’Malley también describe cómo una de sus colegas, quien se había recuperado de una cirugía y había sobrevivido a la pandemia, fue vacunada en contra de su voluntad (ella no quería por motivos religiosos pero un decreto de Biden hizo que si no se vacunaba debía ser despedida), luego de ser inoculada, murió el pasado agosto.

Este caso fue lo que hizo que ella decida contactarse con Project Veritas y hacer la cámara oculta, además de que en el hospital no quieren administrar ciertos medicamentos antivirales como la Ivermectina y la Hidroxicloroquina, bajo la premisa de que serían despedidos en caso de hacerlo.

En una segunda parte de la investigación comandada por O’Keefe, se le hizo una cámara oculta Taylor Lee, un empleado de la Administración de Comida y Medicamentos (FDA, por sus siglas en ingles) quien asegura querer aplicar vacunas de la farmacéutica Johnson & Johnson a la gente contra su voluntad tirándoles con dardos para que no se puedan resistir. Una idea totalmente delirante que da cuentas del nivel de personas que está contratando la administración Biden a nivel federal.

El método de hacerlo según Lee es realizarlo en las personas blancas primero para que luego las personas de origen afro-americano no puedan etiquetar la medida como racista. En cuanto a las personas afro-americanas, Lee hace referencia a las dificultades que la FDA tenía en conseguir voluntarios negros para los ensayos en humanos.

a lo cual añadió que se estaba tratando de implementar un medicamento diseñado específicamente para asesinar afro-americanos.

La modalidad del plan macabro que repite y repite Lee en la cámara oculta se basa en la utilización de dardos de estilo cerbatana, a lo cual adhiere que deberían contratar personas de tribus amazónicas para que realicen el trabajo de inoculación involuntaria entre la población.

Sin embargo, Lee no solo apunta contra la población de color, sino que también propone la aplicación de un test de coeficiente intelectual (IQ) para personas blancas con educación reducida, dando como ejemplo a Alabama, y de acuerdo a cual sea el nivel de IQ, se inyectará involuntariamente o no. Cabe aclarar que dicha medida está pensada para que sean las personas de menor educación las que deban ser vacunadas.

Por último y lo más espeluznante de todo lo que dice este funcionario público, es que propone que exista un registro de quienes se han suministrado la vacuna y quienes no. Incluso él mismo admite que se trata de una medida compatible con la Alemania Nazi, mientras se ríe.

Luego de que el video de Project Veritas se publicara en YouTube y otras redes sociales, Taylor Lee eliminó su cuenta en LinkedIn, seguramente entendiendo que sus ideas no caerían muy bien con el público.

Entre los peligrosos y delirantes pensamientos de Lee, se encuentra también la idea de jugar con las estadísticas de la tasa de mortalidad entre la población, con la clara idea de dejar morir por Covid a los adultos mayores de 60 años para poder manipular las estadísticas y que más gente acepte la vacuna.

Sin ningún tipo de respeto por la vida humana, Lee también le puso precio a las vidas de cada ser humano al momento de explicar los percances económicos que tendrían en caso de que se enfrentaran a un problema legal como las trombosis posterior a la aplicación de la vacuna y detallando su preparación para hacer análisis costo-beneficio y la aplicación de la política a la ciencia.

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