Los precios minoristas se dispararon un 1,2% en marzo con respecto al mes anterior, y el nivel de inflación interanual llegó a su punto más alto desde diciembre de 1981.
El fenómeno inflacionario se sigue profundizando en Estados Unidos, frente a un Gobierno que parece paralizado y sin herramientas para actuar. Los precios al por menor subieron un 1,2% solamente en marzo, algo que no se veía desde septiembre de 2005.
Por su parte, el nivel de inflación interanual llegó al 8,5% en comparación a marzo de 2021, y fue el aumento acumulado más drástico desde diciembre de 1981. En el segmento energético, la inflación de la gasolina trepó al 18,3% interanual en marzo.
El precio promedio de los alimentos subió un 1% en ese mes, ligeramente por debajo del promedio general de precios, pero este rubro acumula un alza interanual del 8,8% con respecto a marzo del año pasado.
Estados Unidos se enfrenta a la aceleración inflacionaria más alta de los últimos años, pero a diferencia de la década de 1980, la Reserva Federal no parece reaccionar con medidas contundentes.
La FED solamente subió 25 puntos básicos su tasa de política monetaria hacia el mes de marzo, lo que deja la tasa efectiva de los bonos en el 0,33% anual. Esto es ampliamente insuficiente para contrarrestar la inflación, acorde a parámetros como la “regla de Taylor”. Se espera que el directorio de la FED finalmente reaccione con un cronograma de aumentos en 50 puntos básicos por reunión, a partir del próximo mes.
El Gobierno de Joe Biden culpó a Rusia y a la guerra de Ucrania por la gran oleada de aumentos, pero lo cierto es que la inflación responde en mayor medida a las políticas monetarias y fiscales extremadamente expansivas.
De haberse producido solo un shock de oferta sobre los precios energéticos, como fue el caso de la guerra en Ucrania y las sanciones sobre las exportaciones rusas, el shock debería haber provocado un cambio de precios relativos, pero no inflación generalizada. Esto mismo ocurrió entre 2005 y 2008 con el alza de los precios energéticos, sin que se produjera al mismo tiempo un alza generalizada de precios minoristas en las economías desarrolladas.
Pero en lugar de haber un cambio de precios relativos, la inflación generalizada de precios responde a los gigantescos estímulos impulsados por el Gobierno de Biden y la Reserva Federal. Estas políticas generaron un importante sobrante de dólares en la economía.
Además, el déficit fiscal de Estados Unidos llegó a representar hasta el 9% del PBI en febrero de 2022, más de 4 puntos porcentuales por encima del nivel que tenía en febrero de 2020. El Gobierno demócrata aún no da señales de disciplina fiscal.
Fuente: La Derecha Diario.