La búsqueda de agua se ha convertido en una obsesión en los valles agrícolas del centro de California, región que sufre una sequía que podría amenazar el suministro de alimentos de Estados Unidos.
Reedley (Estados Unidos) (AFP)
Los residentes han observado consternados cómo los campos verdes se han convertido en llanuras marrones y polvorientas, dejando árboles muertos, plantas marchitas y agricultores desesperados.
En gran parte de California, y de todo el oeste de Estados Unidos, las precipitaciones han ido disminuyendo desde hace años, con un último invierno especialmente seco.
Las autoridades estatales y locales, temerosas de que no haya suficiente agua para los habitantes de las ciudades ni para la fauna, han cortado abruptamente el suministro a las granjas, lo que ha generado indignación entre los agricultores.
A lo largo de las carreteras entre los principales desarrollos agrícolas, han aparecido vallas publicitarias por todas partes que rezan «salvemos el agua de California». Acusan a las autoridades de «verter… nuestra agua en el océano».
En California, que representa 13% de la producción agrícola de Estados Unidos, los agricultores se quejan de que el gobernador demócrata del estado, Gavin Newsom, los está ahogando bajo un mar de restricciones, dejándolos sin recursos para abastecer a los supermercados del país.
El mundo se «muere de hambre»
«La semana pasada se me secaron dos pozos», dijo a la AFP Nick Foglio, de 28 años, agricultor de cuarta generación.
Aseguró que tiene «2.000 acres (800 hectáreas) de alfalfa que se están secando». De pie en un campo seco cerca de Fresno, afirmó que le preocupa que con «la agenda política equivocada, simplemente vamos a morir de hambre nosotros mismos y probablemente el resto del mundo».
Las autoridades californianas no parecen hacer caso de este mensaje. La semana pasada aprobaron una nueva ley de emergencia para impedir que miles de personas -sobre todo agricultores- desvíen caudal de arroyos y ríos.
«En un año en el que la madre naturaleza no hace llover, no hay agua para ellos», dijo Jeanine Jones, responsable del Departamento de Recursos Hídricos de California.
Una situación «devastadora»
Cuando las autoridades cortan el suministro de agua, los agricultores se ven obligados a depender de pozos, excavados a cientos de metros de profundidad, pero que tienen un coste de varios miles de dólares.
Pero incluso estos pozos se secan. «La situación es bastante terrible», dijo Liset García, que dependía del agua de un pozo para regar la mitad de su granja de ocho hectáreas. Lo hizo hasta que se secó.
García lleva semanas esperando a que un servicio de perforación de pozos, un servicio saturado por la alta demanda, llegue a su granja con la esperanza de encontrar aunque sea un pequeño suministro nuevo de agua en las profundidades del suelo.
Sentada en su puesto de verduras, cerca de la ciudad de Reedley, esta agricultora de 30 años saluda a los clientes con un entusiasmo que nada tiene que ver con los estragos que sufren sus tierras.
El calor ha destruido varios de sus cultivos, que se han «cocido literalmente bajo el sol».
«Hay mucho follaje que ya está quemado», así como «fruta que no adquiere su tamaño, que no adquiere su jugosidad y dulzura», afirmó.
«Se convierte incluso en un lujo tener comida», dijo con una mueca. «¿Te parece una locura?»
Los científicos afirman que el cambio climático provocará episodios de sequía aún más extremos y frecuentes, poniendo aún más en peligro la seguridad alimentaria.
Alimentar a Estados Unidos en estas condiciones será un reto. Pero la región puede haber encontrado ya un salvador.
En las tierras sin cultivar, los paneles solares ofrecen una nueva oportunidad de negocio y la promesa de un cierto alivio para una región que sufre el calentamiento de la Tierra.