Isabelle Ayala presentó una denuncia contra la institución y varios médicos que «la engañaron» cuando era menor para someterse a un tratamiento de ‘reasignación de género’ por el que sufre secuelas permanentes.
Isabelle Ayala tenía 14 años cuando se puso en manos de doctores y terapeutas para poder salir de la depresión en la que se encontraba. En lugar de profundizar en estudios psiquiátricos o psicológicos, los profesionales sanitarios le prescribieron un tratamiento de cambio de sexo y procedieron a inyectarle testosterona y comenzar un programa de hormonas, siguiendo las recomendaciones de la Academia Americana de Pedriatría (AAP). Como consecuencia, Ayala sufre trastornos físicos y psicológicos permanentes que dificultan su vida como mujer e incluso han podido comprometer su fertilidad. Ahora, con 20 años, presentó una demanda contra la institución y los médicos que la trataron.
Graves consecuencias permanentes físicas y psicológicas
A raíz del tratamiento, “Isabelle ha sufrido atrofia vaginal por el uso extensivo de testosterona; lidia con un exceso de vello facial y corporal; lucha con una estructura ósea comprometida; no está segura de si su fertilidad se ha visto irreversiblemente comprometida; sigue teniendo problemas de salud mental y lidia con episodios de ansiedad y depresión, agravados además por un sentimiento de arrepentimiento; y desde entonces ha contraído una enfermedad autoinmune de la que sólo los varones de su familia tienen antecedentes”, según se recoge en la denuncia, a la que ha tenido acceso en exclusiva The Daily Wire.
Los letrados denuncian que “la demandante Isabelle M. Ayala es una víctima desafortunada de una colección de actores que priorizaron la política y la ideología sobre la seguridad, la salud y el bienestar de los niños“. Por ello, la joven “presenta esta demanda por conspiración civil, fraude, negligencia médica y otros delitos relacionados en relación con su incapacidad colectiva para tratarla adecuadamente en nombre de un modelo de atención denominado ‘afirmación de género’, un modelo entonces nuevo y experimental de tratamiento de niños y adolescentes transgénero y de género diverso que los demandados crearon, promovieron y han seguido defendiendo a pesar de la crítica inmediata de que su base de pruebas declarada se presentaba de forma engañosa y/o no han podido demostrar la eficacia de las recomendaciones, conclusiones o tratamientos propuestos, y un creciente escepticismo de las intervenciones recomendadas y la preocupación por sus daños”.
La APP falló “como mínimo, en el control institucional”
La demanda acusa a la AAP de que falló, “como mínimo, en el control institucional sobre los actores ideológicos a los que había dado poder“. Uno de ellos, el doctor Jason Rafferty, miembro de la Academia, y uno de los principales promotores de sus escritos a favor de tratamientos de cambio de sexo, trató a Ayala en un hospital al que ella fue enviada con 14 años por tener pensamientos suicidas. Tras una breve conversación, Rafferty determinó que la adolescente “cumple los criterios para considerar la transición hormonal” y, junto a otros médicos comenzaron con la medicación. Apenas seis meses después de iniciar el tratamiento, Ayala trató de suicidarse.
Ayala y otros niños “víctimas de una conspiración”
Los abogados destacan que “la declaración política (de la Academia) sentó las bases de un ‘modelo de tratamiento totalmente nuevo’ basado en ‘representaciones totalmente fraudulentas’ de pruebas científicas, provocando un gran aumento de niños que fueron sometidos a este tipo de procedimientos irreversibles. “Los demandados han duplicado y triplicado su compromiso con la declaración política y su ‘modelo afirmativo’ de tratamiento, mientras continúan promoviéndolo y lucrándose con él“, mientras que Ayala y otros niños son “víctimas de una conspiración iniciada y perpetuada hasta el día de hoy por ciertos individuos ideológicamente capturados en posiciones de poder en la Academia Americana de Pediatría”, recoge la demanda.